Título o tema: Mercurio y Argos
Autor: Diego Velázquez
Fecha: ca 1659
Medidas: 83 x
Técnica: Óleo/lienzo
Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid.
El presente lienzo estuvo en el Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid, de donde pasó en 1734, tras el incendio del mismo, a
La mayoría de los autores que se han ocupado de la obra de Velázquez suelen estar de acuerdo en la fecha de ejecución, menos Camón Aznar, que la data entre la llegada del pintor a Madrid y 1635, indicando la diferencia de tonalidad entre esta obra y las pinturas de los últimos años, ya que tiene su gama afín a la época romana y aún recoge la tradición de su etapa grísea madrileña con una tonalidad ocre agrisada y que corresponde a una paleta no posterior a 1634.
Para el Salón de los Espejos del Alcázar, Velázquez pintó cuatro composiciones mitológicas, de las que sólo se conserva la que nos ocupa. Las otras tres, Venus y Adonis, Psiquis y Cupido y Apolo y Marsias se destruyeron en el incendio de 1734.
Aquí, Velázquez, una vez más, como señaló Ortega y Gaset, pone todo el énfasis en volcar el mito al revés, acercando el tema a la realidad, haciéndonos los personajes más accesibles.
La pintura representa el momento en que Mercurio, a la izquierda, se dispone a asesinar a Argos, que permanece dormido a la derecha. Detrás de Mercurio, Io, transformada en vaca, mira hacia la izquierda. El punto de vista, casi a ras de suelo, se ha relacionado con el lugar en que se iba a colgar el cuadro, igual que el contraluz en que están Io y el mensajero de los dioses se relaciona con el contraluz de la ventana ya aludido. También se ha encontrado en las piernas de Argos semejanza con las del Galo moribundo que Velázquez vería en Roma.
Nada en la escena permite pensar en el mito clásico contado por Ovidio. Argos parece un vulgar pastor en el sopor de la siesta y Mercurio un viajero alevoso que aguarda el instante del sueño para atentar contra su huésped.
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